Hay días de esos que se te cruza un ángel y el pasado 22 de enero fue uno de esos días.
Conduciendo por una carretera albaceteña próxima a mi localidad y por la que hay que ir con mil ojos por la cantidad de pequeña fauna que la cruza, tras las nevadas y bajísimas temperaturas que tuvimos solo unos antes, salió de la cuneta nuestro nuevo ángel. Por suerte la nieve había desaparecido de la carretera y tuvimos tiempo de anticipar la frenada, pitar, etc. pero él siguió hasta pararse en medio de la calzada, paralizado por el frío, el viento, el ruido de motores y el claxon del coche.

Por fortuna no se asustó cuando pudimos bajar del vehículo para intentar cogerlo. Miró a varios sitios erráticamente, olfateó el aire y se encogió ante nuestra presencia, dejándose coger sin más resistencia que no querer andar al principio. Algo raro tenía, pero con la adrenalina que llevábamos no acertamos a darnos cuenta hasta que “se topó” con la puerta del coche cuando la abrí para acomodarlo en el asiento trasero, junto al que ahora es su compañero. Sí, nuestro ángel parecía que tenía un problema de vista y Laura lo bautizó como Once (ONCE) y es que el pobre no ve nada. Cero visión.

A pesar de esta deficiencia y de que seguramente nunca ha estado en el interior de una casa, llama la atención lo fácil que se ha adaptado incluso a entrar en el ascensor, subir y bajar del coche (salimos a la calle y con su olfato me lleva hasta él como pidiendo que lo lleve a un nuevo paseo o reunión con sus nuevos amigos) ir a comer, beber...

Es un perro sin identificación, sin miedos, feliz y “sano” sin obviamos su ceguera total y que es criptorquido (que seguramente no le ha bajado un huevo, vamos) y la castración se complica y encarece para buscarle “el testículo perdido”.
Por supuesto, tendremos que hacerle pruebas para descartar que su ceguera provenga de algún problema degenerativo, neurológico o de otra índole y asegurar que tendrá la vida que siempre mereció este joven galguito de 2 o 3 años que se ha ganado nuestro corazón.

Bienvenido Once a la gran vida que todos merecéis.
-Paula 

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