Goa tenía una enfermedad congénita grave y, de no ser operada, habría muerto en unos meses pasándolo muy mal, la única solución era operar, seguro que por eso un ser sin alma la echó a la calle para que muriese por ahí tirada y sola, nosotros lo hemos intentado, pero no ha podido ser.

Elena y Jose están destrozados. Ellos la recogieron y la han cuidando estos días. Un abrazo muy grande familia, millones de gracias por ayudar y quererla tanto.

Mucha gente ha querido ayudar a Goa y desde aquí se lo agradecemos a todos y a cada uno de ellos.

También queremos dar las gracias a Teresa y a su equipo de la Clínica Veterinaria Albacora de Jaén, por su profesionalidad y humanidad, muchas gracias.

 

Adiós pequeña Goa, no te olvidaremos.