Monje

16 Febrero 2020

Fecha de Llegada: 13 de diciembre de 2014
Sexo: Hembra

La primera imagen que tenemos al llegar a casa del trabajo es a nuestros perros recibiéndonos con un ataque de desmesurada alegría. Alegría por el reencuentro y por salir veloces a correr al jardín de casa. Entre ellos hay un rabo largo que destaca que no para de moverse… Una cabeza que se dirige directamente entre tus piernas para que la acaricies… un animal que te persigue hasta que se queda satisfecho con su dosis de cariño de bienvenida. Este personaje se llama Monje. Y es el perro que tenemos en acogida desde hace un par de meses.

Monje es un podenco campanero de orejas gachas y, la verdad, es que se trata del perro perfecto. Suena a tópico, ya lo sé… pero lo pienso de veras… Cariñoso, alegre, demandando cariño a todas horas… Y repartiéndolo a raudales… Pero de pronto lo veo cojear y se me cae el mundo encima al recordar su historia y el duro camino que lleva recorrido desde que lo encontraran tirado en Marchena, un pueblo cerca de Sevilla, con un tiro en una de sus patas traseras… Sí, sí, un tiro…

Monje fue rescatado a principios de 2014 después de 15 días de arrastrarse con la pata colgando de un trozo de piel e inmediatamente fue operado del hueso astillado por el disparo. Colocándole una placa para ayudar a soldar esa pata destrozada. Ha sido un caso muy complicado desde el principio porque había perdido tanto tejido y estaba en tan mal estado después de tanto tiempo, que la placa quirúrgica y el hueso quedaron al descubierto sin poder taparse. Y la placa allí sigue desde entonces.

Después de más de 6 meses de recuperación con todo el amor en casa de Cele en Sevilla y viendo que la pata no acababa de mejorar se decidió enviar a Monje a Cataluña para que le tratara el doctor Font del hospital veterinari Canis en Girona. La pata de Monje había llegado a un callejón sin salida… La placa quirúrgica que le aguanta el hueso no permite que la herida acabe de curarse. Y que la herida no se cure no deja que se regenere el hueso…

Desde que llegó a casa se le han ido quitando clavos de esa placa quirúrgica para flexibilizar la fractura y fomentar esa regeneración. Pero esta semana fuimos a Canis, una vez más, y se llegó a la conclusión que el hueso no está soldando y parece estar muerto en la zona de rotura… y no hay muchas esperanzas de que se arregle por si solo con el paso del tiempo. Después de tanto tiempo, después de tantas curas diarias, después de tanto cariño… en Sevilla, en Gualba, llegamos a la conclusión que el camino tomado no acaba de funcionar…

Y ahora vamos a probar otra estrategia. A Monje hay que volverlo a operar para quitarle la placa que lleva. Y cambiarla por un fijador externo para conseguir que la herida y los tejidos se recuperen sin ese maldito compañero metálico. Lo primero, que la herida cure. Pero a parte, se le va a cortar parte del hueso muerto para poner un injerto que debería fomentar la soldadura en la zona.

Otra anestesia, otro quirófano, otra operación compleja, otra larga recuperación a la vista… Y la injusticia se sigue cebando con Monje.

Si midiéramos el amor que Monje nos da, todos los días con independencia del dolor de su pata y el sufrimiento que lleva sobre sus espaldas, por justicia, debería ser el perro más sano de todo el planeta… Pero esta injusticia la vemos demasiado a menudo y en demasiados casos.

Así están también Treyu, Odette, Ámbar entre muchos otros… encontrados en la situación más deplorable, víctimas de la naturaleza humana más vil.

Me levanto, miro a Monje y pienso… Qué injusto… Qué triste… Cuanto te quiero…

Y una vez más, Galgos 112 se va a hacer cargo de otro perro deshauciado, que nadie más quería rescatar. Un podenco con la pata al borde de la amputación. Y va a volver a ponerse en las manos de los mejores cirujanos del país para que Monje recupere esa pata y deje de sufrir de una vez por todas. Intentar hasta el último esfuerzo. Luchar un poco más por Monje.

Para ello necesitamos de vuestra ayuda. Pues las operaciones que Monje lleva a sus espaldas y estas que se avecinan han supesto y van a suponer un gran gasto para la asociación. Y pedimos si está dentro de vuestras posibilidades que pongáis un granito de arena por Monje. Algo simbólico. Algo pequeño. Para que, entre todos, podamos hacer algo grande. Salvar la pata de Monje.

Desde la más humilde posición de alguien que ayuda todos los días a un perro malherido, os pido vuestra ayuda. Monje sin duda se lo merece

Alex y Flor
Casa de acogida de Monje


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